Como dejé atras las plantillas, por Daniel Garcia
Cómo dejé atrás las plantillas, hoy os dejo el testimonio de Daniel Garcia, alumno de la universidad. Sufría falta de movilidad, inestabilidad y debilidad en sus tobillos así como una pisada muy descoordinada.
Como la gran mayoría de jóvenes siempre practiqué deportes durante mi adolescencia. Algo que todavía hago cuando dispongo del tiempo necesario. En mi caso, el baloncesto atrajo mi atención desde muy pronto y a día de hoy ya han pasado 15 años desde que empecé a jugar.
Desde crío siempre tuve una constitución delgada, debido sin duda a mis ganas de estar siempre jugando a algo. Afortunadamente nunca tuve lesiones serias ni problemas musculares. Sin embargo, conforme crecía la practica de deporte se hacia mas regular, con mas entrenamientos semanales y partidos los fines de semana. Todo normal.
Las lesiones.
Con 17 años tuve mi primera lesión, un esguince de tobillo. Cualquiera que ha practicado baloncesto (y otros deportes) sabe que es una de las lesiones mas comunes. Algunas tienen mas gravedad y llevan mas tiempo de recuperación. Otros en cambio, se recuperan en un par de semanas. También hay personas mas propensas a tenerlos, ya sea por su pisada o constitución, y personas que difícilmente los tienen. Desde luego, yo no pertenezco a este grupo.
El primero no fue demasiado grave. Tras unos días de reposo y unos tratamientos de frio y calor en 10 días ya podía correr. Sin ejercicios especiales de rehabilitación, con una venda, ya estaba de vuelta en los entrenos. Un error.
Tras el primero vinieron mas. Unos eran meras recaídas que trataba con hielo tras el ejercicio y otros requerían de visitas al médico.
Ante tantas recaídas y con unas pequeñas molestias cada vez mas permanentes, me aconsejaron visitar un especialista que viera mi pisada. Su conclusión fue rápida, mis pies no apoyaban correctamente los arcos interiores de la planta. Por lo que esto provocaba en mi tobillo una tendencia hacia fuera que favorecía la aparición de mis lesiones. La solución fue el diseño de una plantillas con un acolchado interior que igualaba mi pisada y me daba mas estabilidad.
Las plantillas
me dieron mas comodidad en la vida diaria. Tanto como para andar como para estar de pie. Las usaba para todo ya fuera dar un paseo o practicar cualquier deporte. Sin embargo, aunque me sentía mucho mas cómodo con ellas, los esguinces no desaparecieron, seguía siendo muy propenso a tenerlos. Además conforme pasaban los años, el baloncesto perdía tiempo en mi vida ya fuera por estudios, amigos y otras obligaciones, la práctica de deporte se hacia mas casual lo que conllevaba menos preparación, poco o nulo calentamiento y nada de estiramientos posteriores. Esto definitivamente no ayudaba.
Algunos especialistas y fisioterapeutas llegaron a comentarme que tras haber sufrido tantos esguinces que no habían sido recuperados adecuadamente y ante la ausencia de ejercicios de rehabilitación específicos podrían provocarme un efecto crónico en mis tobillos.
La primera pregunta que me hizo David Belio cuando le comente mi problema fue: “¿Haces ejercicios de rehabilitación en casa a diario?”. La respuesta casi me la dio él mismo al verme andar. Uno de los problemas mas comunes, me dijo, es que las personas no son demasiado constantes a la hora de rehabilitar una parte dañada.
En ese momento, me propuso su ayuda y empezamos a trabajar en ello.
El entrenamiento.
Apenas llevábamos un mes practicando Pilates con David, cuando surgió esta conversación y yo ya intuía que el método podría ayudarme en un problema mas concreto como el mío.
La primera parte de nuestro trabajo se centró en una mejora de la movilidad de mis tobillos. Mejorar la pisada a la hora de andar para buscar una mayor firmeza y estabilidad en mi posición.
Al estar descalzo durante estas sesiones, David no podía saber que yo usaba plantillas, sin embargo no tardó en detectar mi problema en la pisada al verme caminar. Sin embargo, su enfoque fue distinto. Al ver que mi apoyo no era firme y centrado, empezamos a trabajar en la activación muscular de otras zonas para conseguir modificar el apoyo y que mis arcos interiores del pie estuvieran mejor colocados. Empecé a no llevar las plantillas en días salteados. Intentaba ser más consciente de mi manera de caminar cuando lo hacía. A los dos meses y medio deje de usar las plantillas, mi postura había cambiado y mi apoyo también, no había perdido comodidad y notaba mas firmeza al andar.
Una vez conseguido el punto de un mejor apoyo. La segunda fase de nuestras sesiones se centraron en la potenciación, especialmente en el salto. Concretamente, en darle al cuerpo una serie de movimientos, en los que todos los músculos desde el pie hasta la coronilla están bien conectados en busca de mayor estabilidad y potencia con el fin de que sea el propio cuerpo quien “memorice” la manera en la que saltar.
Desde mi experiencia personal.
Estoy muy satisfecho con los resultados que he obtenido hasta ahora, a veces, con lesiones comunes como estas (y con otras mas graves) muchas personas ,al igual que hice yo, se resignan a tener diariamente pequeñas molestias o pequeños gestos o movimientos que ya no hacemos como antes, que si bien no impiden tener un vida normal, no deben privarnos del derecho de sentirnos mejor físicamente. Solo necesitamos de un poco de constancia, trabajo y un método adecuado. En mi caso Pilates, para corregir o al menos minimizar estas molestias. Después de 5 meses de trabajo con David ya no necesito usar plantillas. Tampoco calzado con mayor espesor de suela y noto menos cansancio al pasar horas de pie y andando. Estas pequeñas mejoras, especialmente tras mucho tiempo teniendo dolencias, suponen una gran recompensa que sin duda debe ser valorada. Por lo que ahora queda seguir trabajando para poder seguir mejorando.
Os recomiendo a todos un gran libro de una de mis mentoras. Kathi Ross-Nash, en cual me inspiré tras un seminario con ella. ¡¡¡ NO OS LO PERDAIS !!!